El queratocono es una enfermedad progresiva de la córnea, donde esta se adelgaza y adquiere una forma cónica irregular, afectando la visión. Sin tratamiento, puede avanzar hasta etapas severas, en las que la única opción es un trasplante corneal.
El Crosslinking corneal (CXL) es un tratamiento mínimamente invasivo que fortalece la córnea mediante la aplicación de riboflavina (vitamina B2) y luz ultravioleta-A (UVA). Este procedimiento frena la progresión del queratocono, reforzando las fibras de colágeno del tejido corneal.
El Crosslinking se recomienda cuando existe evidencia de progresión del queratocono, la cual puede incluir:
Aumento en la curvatura corneal (K1, K2 o Kmáx)
Disminución del grosor corneal (paquimetría)
Empeoramiento de la visión o del astigmatismo
Cambios notables en topografías seriadas
Edad joven (especialmente menores de 25 años)
Frotamiento ocular frecuente (por alergias, sequedad u otros)
Historia familiar de queratocono
Presencia de enfermedades atópicas (asma, dermatitis, etc.)
Uso inadecuado de lentes de contacto
Se retira el epitelio corneal (en la mayoría de los casos).
Se aplica riboflavina durante aproximadamente 30 minutos.
Se expone la córnea a luz UVA durante 10-30 minutos, dependiendo del protocolo.
Es un procedimiento ambulatorio que se realiza en quirófano bajo anestesia tópica.
Dolor ocular importante durante las primeras 48-72 horas. Puede ser moderado o intenso, y se controla con analgésicos orales y gotas oftálmicas.
Sensación de cuerpo extraño, lagrimeo y sensibilidad a la luz.
Disminución temporal de la visión, que mejora gradualmente.
Asistir acompañado.
No usar maquillaje ni cremas alrededor de los ojos.
Llevar gafas de sol para el regreso a casa.
Evitar frotarse los ojos.
Seguir estrictamente las indicaciones postoperatorias.
Uso de antibióticos y antiinflamatorios tópicos.
Uso de lente de contacto terapéutica por 5-7 días.
No tocar ni frotar el ojo tratado.
Acudir puntualmente a las revisiones.
Proteger los ojos del sol durante varias semanas.
Realizar el Crosslinking a tiempo puede evitar la necesidad de un trasplante de córnea en el futuro. Este procedimiento ha demostrado detener la progresión en más del 90% de los casos, preservando la visión y la calidad de vida de los pacientes.