El queratocono es una enfermedad corneal en la que la córnea se adelgaza y adopta una forma cónica, generando visión distorsionada y astigmatismo irregular. Uno de los pilares en su tratamiento son los lentes de contacto especializados, que ayudan a mejorar la visión cuando los anteojos dejan de ser suficientes.
Suelen ser de poca utilidad incluso en queratoconos leves o incipientes, ya que la mayoría de estos pacientes presentan astigmatismo significativo. Por lo tanto, rara vez ofrecen una buena calidad visual.
En algunos casos de queratoconos leves o incipientes pueden utilizarse, siempre y cuando el lente tenga buena estabilidad y no rote excesivamente sobre la superficie corneal.
La rotación y la estabilidad del lente dependen directamente del grado y la regularidad del astigmatismo.
Cuando el lente se mantiene estable, puede ser una opción aceptable, aunque limitada en comparación con lentes rígidos.
Son considerados actualmente la primera opción en muchos pacientes con queratocono.
Proporcionan la mejor calidad visual en la mayoría de los casos.
Permiten alcanzar la máxima agudeza visual posible.
Tienen un costo relativamente accesible en comparación con otras opciones.
Pueden resultar incómodos para algunos pacientes.
En casos severos, la incomodidad puede llegar a ser tal que el paciente no logre tolerarlos.
Son lentes de diseño especial que cubren toda la córnea y se apoyan en la esclera (parte blanca del ojo).
Excelente comodidad para el paciente, incluso en córneas muy irregulares.
Se pueden adaptar en casos avanzados de queratocono con alta aberración corneal.
Son lentes más complejos, requieren optometristas especializados y mayor tiempo de adaptación.
Suelen ser más costosos que otras alternativas.
El sistema Piggyback combina dos lentes de contacto:
Un lente blando en la base (aporta comodidad).
Un lente rígido encima (aporta calidad visual).
Ofrecen la calidad visual de los lentes rígidos con la comodidad de los blandos.
Son más accesibles económicamente que los esclerales.
El cuidado y la adaptación son más complejos.
No todos los pacientes son candidatos.
La duración promedio de cualquier lente de contacto para queratocono es de 1 a 2 años, dependiendo del uso, material y cuidado.
Es indispensable un seguimiento regular tanto con oftalmología como con optometría especializada, para verificar la salud corneal, la adaptación y la estabilidad del lente.
Los lentes de contacto son una herramienta fundamental en el manejo del queratocono. La elección del tipo de lente dependerá de:
El grado de queratocono.
La tolerancia del paciente.
La relación costo-beneficio.
La experiencia del oftalmólogo y del optometrista especializado en adaptaciones.
Con un seguimiento adecuado, los lentes permiten al paciente alcanzar una excelente calidad de visión y retrasar o evitar tratamientos quirúrgicos más invasivos.