La cirugía de catarata es uno de los procedimientos más seguros y exitosos de la medicina moderna, con tasas de éxito superiores al 95–98%. Sin embargo, existen casos en los que las características del ojo o las condiciones del paciente añaden un nivel de complejidad que requiere mayor planificación, técnicas especializadas y experiencia quirúrgica.
A continuación se describen los principales escenarios que pueden convertir una cirugía de catarata en un caso de alta dificultad.
Las cataratas muy avanzadas, especialmente las brunescentes (de color marrón oscuro) o las blancas hipermaduras, suelen presentar:
Mayor dureza del núcleo → requiere más energía ultrasónica.
Riesgo de fragmentación irregular.
Menor visibilidad durante la cirugía.
Liberación de pigmentos que pueden irritar las estructuras del ojo.
Estas características hacen que la cirugía sea más lenta y meticulosa, con riesgo aumentado de:
Edema corneal postoperatorio.
Ruptura capsular.
Necesidad de técnicas de facoemulsificación avanzadas (chop vertical, pre-chop, stop-and-chop, etc.).
En estos casos, planificar adecuadamente la energía y utilizar viscoelásticos protectores es fundamental para mantener la seguridad.
Catarata con Pseudoexfoliación
Catarata Morganiana
Pseudoexfoliación
Traumatismos
Alta miopía
Cirugías previas
Envejecimiento avanzado
Luxación del cristalino durante la cirugía.
Ruptura capsular.
Dificultad para implantar la lente intraocular (LIO) correctamente.
Anillos de tensión capsular (CTR) para estabilizar la bolsa capsular.
Segmentos de anclaje capsular cuando la debilidad es sectorial.
Implantes en sulcus si la cápsula se compromete.
LIO suturadas en casos extremos.
Son casos donde la pericia técnica influye más que en una cirugía estándar.
Glaucoma avanzado
Riesgo de PIO elevada.
Retinopatía diabética
Predisposición a edema macular.
Uveítis crónica
Inflamación severa postoperatoria.
Pseudoexfoliación
Fragilidad zonular.
Córnea opaca
Visibilidad limitada.
Cámara anterior estrecha
Poco espacio para maniobrar.
Condiciones sistémicas
Diabetes mal controlada.
Anticoagulantes (aunque rara vez se suspenden).
Aunque la mayoría de estas cirugías terminan con éxito, el riesgo es mayor que en un caso estándar:
Ruptura de cápsula posterior.
Caída de fragmentos al vítreo.
Edema corneal persistente.
Inflamación más intensa.
PIO elevada en el postoperatorio.
Por eso, el seguimiento cercano es esencial.
Los pacientes con cataratas complejas requieren:
Mayor frecuencia de gotas antiinflamatorias.
Control estrecho de la presión intraocular.
Revisión para detectar edema macular temprano.
Controles más frecuentes durante las primeras semanas.
Porque el paciente debe entender que:
No todas las cataratas son iguales.
Algunas requieren más tiempo, más recursos y técnicas avanzadas.
El objetivo es asegurar el mejor resultado visual posible sin comprometer la seguridad.