La presbicia, también conocida como vista cansada, aparece habitualmente a partir de los 40-45 años y se debe a la pérdida progresiva de elasticidad del cristalino, el lente natural del ojo.
Esto impide enfocar correctamente los objetos cercanos, haciendo necesario el uso de gafas para leer o ver de cerca.
Una vez que la presbicia se ha instaurado, es muy difícil lograr una solución perfecta, ya que la capacidad natural de acomodación se ha perdido.
Sin embargo, existen múltiples opciones quirúrgicas y ópticas que pueden mejorar significativamente la visión y reducir la dependencia de lentes, cada una con sus ventajas, limitaciones y distinta duración en el tiempo.
Una de las estrategias más utilizadas para corregir la presbicia es la monovisión, donde un ojo se ajusta para visión lejana y el otro para visión cercana.
Esta técnica puede realizarse mediante distintos procedimientos con láser:
LASIK: técnica de gran precisión y rápida recuperación visual.
PRK: opción segura en córneas más delgadas o con irregularidades.
SMILE® (Small Incision Lenticule Extraction): técnica mínimamente invasiva con láser de femtosegundo que no requiere levantar un flap corneal, preserva mejor la biomecánica de la córnea y ofrece excelente estabilidad a largo plazo.
Antes de realizar la cirugía, se realiza una prueba de adaptación con lentes de contacto, simulando el resultado quirúrgico.
Este paso es fundamental para determinar si el paciente se adapta a la pequeña diferencia de graduación entre ambos ojos.
Reducción significativa del uso de gafas.
Procedimientos seguros, precisos y con rápida recuperación visual.
Posibilidad de ajustarse o revertirse (en el caso de LASIK o PRK).
En el caso de SMILE, menor sequedad ocular postoperatoria y recuperación más confortable.
Puede presentarse ligera pérdida de estereopsis (percepción de profundidad).
Con el paso de los años, los cambios naturales del cristalino llevan a la formación de cataratas, por lo que el efecto de las técnicas ablativas no es permanente a lo largo de toda la vida.
En esos casos, el tratamiento definitivo será la cirugía de catarata o faco refractiva.
Estas técnicas pueden realizarse de forma segura a partir de los 40 años, tras una valoración oftalmológica completa.
Las tecnologías de presbicia avanzada mediante cirugía ablativa han evolucionado notablemente.
Un ejemplo es PRESBYOND® Laser Blended Vision de ZEISS, o su equivalente en la plataforma Alcon EX500: READ® (Refractive Enhanced Aging Design), además de sistemas equivalentes en otras marcas como Schwind.
Estas técnicas modifican las aberraciones esféricas corneales para aumentar la profundidad de foco, combinando el principio de la monovisión con un perfil de ablación optimizado que amplía el rango de visión útil sin comprometer la calidad visual.
Permiten buena visión a múltiples distancias (lejos, intermedia y cerca).
No requieren implantes intraoculares.
Recuperación visual rápida.
En manos expertas, pueden ofrecer una excelente calidad visual y una reducción significativa en la dependencia de gafas, especialmente en pacientes con estilo de vida activo o necesidades visuales exigentes.
Su base sigue siendo una forma avanzada de monovisión.
Puede persistir cierta dependencia de gafas para lectura prolongada o visión muy cercana.
Como toda técnica ablativa, su efecto puede verse limitado en el tiempo por la evolución natural del cristalino.
Con el paso de los años, los pacientes pueden desarrollar cataratas, lo que reduce progresivamente la eficacia del tratamiento.
En esos casos, el tratamiento definitivo será la cirugía de catarata o faco refractiva.
Estas técnicas son adecuadas para pacientes a partir de los 40 años, siempre que los estudios preoperatorios confirmen la salud ocular y la estabilidad refractiva.
Otra limitación importante es el costo elevado, ya que cada plataforma (como PRESBYOND® o READ®) requiere la adquisición de licencias específicas para los algoritmos de ablación modificados que generan multifocalidad y profundidad de foco.
Además, se recomienda que la creación del flap corneal se realice idealmente con láser de femtosegundo, en lugar de microquerátomo mecánico, lo que incrementa aún más el precio final del procedimiento.
Otra opción es la cirugía de lente intraocular, también conocida como faco refractiva, especialmente indicada en pacientes con presbicia avanzada o inicio de catarata.
En este procedimiento se sustituye el cristalino natural por un lente intraocular (LIO) que corrige los defectos de graduación.
Monofocales: ofrecen la máxima nitidez visual para una sola distancia (generalmente lejos).
Requieren el uso de gafas para leer o ver de cerca.
Ideales para quienes priorizan la calidad óptica máxima y desean evitar efectos visuales secundarios.
Monofocales Tóricas: corrigen el astigmatismo regular elevado, proporcionando una visión más clara y estable.
Lentes de Rango Extendido (EDOF): brindan buena visión en múltiples distancias con excelente calidad óptica y mínimos halos nocturnos.
Son una opción intermedia entre la visión monofocal y la multifocal.
Lentes Multifocales o Trifocales: proporcionan la máxima independencia de gafas para visión lejana, intermedia y cercana, aunque pueden generar halos o deslumbramientos nocturnos en algunos pacientes, especialmente durante los primeros meses de adaptación.
La faco refractiva es una solución definitiva y permanente, ya que reemplaza el cristalino natural por un lente artificial que no envejece.
Está diseñada para durar toda la vida del paciente.
Es una cirugía predecible y estable, con una rápida recuperación visual.
Por sus características, esta opción suele recomendarse a partir de los 50 años, siempre tras una evaluación oftalmológica completa y estudios complementarios.
No existe una técnica perfecta: cada tipo de lente implica un compromiso entre calidad óptica e independencia de gafas.
Los lentes monofocales ofrecen la mejor calidad visual y contraste, pero no permiten ver bien de cerca, por lo que generalmente se requiere uso de gafas para lectura o visión próxima.
En los lentes EDOF y multifocales, aunque se logra una mayor independencia de gafas, pueden presentarse halos o deslumbramientos nocturnos, que en algunos pacientes pueden resultar molestos.
En casos aislados, puede requerirse un retoque láser adicional o ajuste refractivo posterior para optimizar el resultado visual.
Cada caso de presbicia debe evaluarse de manera personalizada, considerando:
Las necesidades visuales (lectura, computadora, conducción nocturna).
La profesión y las actividades cotidianas.
La tolerancia individual a la monovisión o a los efectos ópticos de los lentes premium.
En mis manos, realizo todas las técnicas disponibles, desde las ablativas más avanzadas (como SMILE®, PRESBYOND® o READ®) hasta las cirugías con lentes intraoculares premium (monofocales, EDOF y multifocales), buscando siempre el equilibrio ideal entre independencia visual y calidad óptica.